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Hace casi dos meses que estuvimos de viaje en Tenenife, y tenía pendiente escribir la crónica del mismo. Más que nada para que sepas lo bien que lo pasamos y para invitarte a ir a la isla. Es una isla que no defrauda, y si además vas con la agencia que contratamos nosotras, tienes la aventura asegurada. Tenerife Bike Adventure.

Como ya sabrás, estoy coordinando un proyecto de la Federación Española de Ciclismo, conectando grupos de mujeres de todo el Estado y estoy hasta arriba de curro. Así que le pedí a las chicas del viaje si querían contarnos su experiencia por Tenerife y se ofreció muy amablemente a redactarla Patricia.

 

Patri es una Bizikume de los pies a la cabeza. Te diría que es la salsa de las quedadas. Empezó con la bici de montaña en el club, pero pronto le picó la curiosidad por la flaca. Y con tan sólo tres salidas no quiso que se le escapara la oportunidad de viajar a la isla que ya conocía, pero esta vez, en bici.

Te dejo aquí su crónica tinerfeña. Espero que la disfrutes tanto como lo he hecho yo.

TENERIFE BIKE ADVENTURES

&

BIZIKUME….

…EN…..

OPERACIÓN MÉDANO

Era la mañana del 4 de junio del año 2018. Lo recuerdo perfectamente, nos reunimos en el aeropuerto de Bilbao. Yo no tenía muy claro qué iba a resultar de aquel viaje, mi experiencia en carretera con la bici era mínima. Yo creo que ninguna lo teníamos claro: otra liada de Erkuden.

Tuvimos que esperar un rato al avión, y todas nos mirábamos un poco de reojo. En la cola de facturación poco a poco fuimos apareciendo, algunas nos conocíamos, otras ni de palo, como en la puerta de Gran Hermano. Ahí llegó Maite y pensé: adónde va esta con este maletón y su madre…luego al ver el teléfono de Jazztel averigüé por qué: era de Bilbao. Y cajera de supermercado.

Me daba un poco de palo sacar mi ensalada de pasta las 10 de la mañana, pero la genial Silvia, que me había dado la idea de víspera, también sacó la suya. Enseguida se convirtió en la Aníbal del grupo Bizikume: horarios de comida y de sueño franceses totalmente acertados, preparar las sales antes del desayuno, las bicis en el balcón…la mejor compañera de habitación que te puedas echar a la cara. Pronto estuvo claro que ella era la Aníbal del grupo, y yo, definitivamente, Murdock.

Enseguida aparecieron las demás: Blanca, Miren…

Llegamos a la isla y al bajar de la furgoneta de alquiler en El Médano, apareció una lugareña con moreno permanente y un cuerpo de espanto preguntando por Erkuden: era Saioa, de Tenerife Bike Adventures. Definitivamente este viaje prometía ser de los más interesantes que había vivido últimamente.

Algunas acababan de conocer, proviniente de la Conchinchina, a Conchi “gatos negros”, la nadadora-traductora, vital para hacernos de intérprete en los casos extremos a los que nos enfrentamos.

Las bicis que nos encargaron los chicos de Tenerife Bike Adventures (la TBA), eran simplemente geniales. Todo lo que iba sucediendo salía bien. Se habían alineado los volcanes a nuestro favor.

Enseguida nos hicimos un hueco en el hotel: sobre todo en el comedor. Todo estaba buenísimo menos los huevos podridos de un día, había mucha rotación en la comida: las ciclistas se lo comían todo. Los desayunos eran más largos que los de Televisión Española. Y es que luego todo era subir en esa isla. Incluso regalamos algún calcetín en las escaleras, para dejar claro que éramos las ciclistas de los pisos 3 y 4.

Tenerife es impresionante: contraste de clima y paisaje de norte a sur, me recordaba a nuestra Navarra. El primer día tuvimos el percance de un corte en la carretera que nos impidió subir el Teide, y nos obligó a cambiar sobre la marcha la ruta, igualmente satisfactoria: los chicos de la TBA demostraron una absoluta profesionalidad.

 

Al día siguiente conocimos al compañero de Saioa, el increíble Unai Yus, con el que tuve la suerte de charlar un buen rato en la etapa de ese día. Terminamos de intimar en el almuerzo, cuando le conté la increíble historia de la misteriosa llamada de mi madre. Definitivamente un gran equipo junto con Massimo “el elegante”.

Las etapas del sur fueron exigentes, ante la permanente presencia desafiante de la Montaña Roja.

 

Nada más comenzar eran impresionantes las vistas al mar subiendo poco a poco, pasando por pueblecitos auténticos, terminando con unas buenas cañas en el chiringuito Pirata, donde uno de los días de nuevo y misteriosamente, volvió a llamar mi madre.

 

En mi día de descanso, en el que decidí dar tregua a mis piernas, mis compañeras subieron finalmente el Teide. Unas campeonas.

Por la noche degustábamos unas cervezas, mojitos, cafés, o manzanillas, según la pedrada de cada una. Pero todas estábamos a gusto. La temperatura bajaba hasta obligar a ponernos un jersey, dándonos permiso para dormir bien. La verdad que es una maravilla el clima subtropical de las islas afortunadas, con esa eterna primavera.

No pasamos calor ningún día.

La isla es Teide, impresionante Teide por todos los lados, con innumerables pueblecitos testigos de su furia de antaño, desperdigándose por su falda hacia todos los lados.

El norte verde, poderoso, nos regaló la salida De Santiago de Teide y Garachico, donde tras uno de nuestros inolvidables almuerzos, subimos de cero a 1.200 metros en 20 kilómetros. Las vistas mientras subíamos ese puerto no se nos olvidarán nunca.

Tuvimos tiempo para aprender geografía: algunas no nos sabíamos las islas pero otras se las sabían todas, éramos definitivamente el movimiento naranja, nos compenetrábamos al 100%. Si yo, Doli Murdock, no me acordaba de algo, no pasaba nada. Hacíamos el baile del verano y ya estaba. A casi ninguna nos molestaba nada, ni siquiera si nos hacían la parada del hijoputa. Todo fue precisamente “sobre ruedas”.

Ya encarando el final del viaje, pudimos beber patxarán casero en el hogar de los TBA en La Tejita, cenar en mi amado restaurante El Caballo Blanco, (gracias chicas esto me hace llorar). El último día nos sorprendió la pareja pitonisa del alquiler de coches, entrar en aquel lugar fue como sumergirse en una peli de Alex de la Iglesia. Cogimos el coche y ya con Conchi viajando a la Conchinchina, descubrimos la imponente Masca, donde nos encontramos con la hermana de Rappel, que se alojaba con su simpático hijo y madre en el mismo hotel que nosotras. Los Gigantes, el argentino del bar, la parada en pendiente del coche que fue arrancado por aquel hombre del este.

Degustar un guachinche, bajar a Puerto de la Cruz, incluso conocí a una cabra, algo teníamos en común…

 

Ya de vuelta, dormimos casi todo el vuelo, estábamos cansadas. Ahora quedan los recuerdos y la fotos de ese viaje inolvidable: la mejor pose de ojos, Miren, sin duda. Recuerdo que nada más despegar, hubo un momento en el que, cuando dejé de ver la silueta del Teide desde la ventanilla, miré a todas que ya dormían. Había algo peculiar en ellas y enseguida me di cuenta: todas tenía dibujada en la cara una sonrisa.

 

DEDICADO A:

ERKUDEN ALMAGRO-SILVIA URROZ-ANA RUIZ-MIREN MEOKI-CONCHI-MAITE HIDALGO-BLANCA ARGOTE Y LOS CHICOS DEL TBA UNAI, SAIOA Y MASSIMO

 

 

 

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