#BTTTAEJOINTERNACIONAL RESERVA DE LA BIOSFERA CÁCERES
Hace una semana que llegué del famtrip al que me habían invitado en la provincia de Cáceres y aún tengo muy presentes todas las emociones que allí viví.
Un famtrip es un viaje de familiarización con la zona en cuestión. Lo cierto es que tenía muchas ganas de ir a Cáceres ya que mi abuela materna era de allí y no me lo pensé dos veces.
Una vez visto el dossier con las personas con las que iba a asistir y los pueblos que íbamos a visitar, estaba más que ilusionada con el proyecto.
La zona ya la conocía de pasada, ya que he participado en dos ocasiones en la Madrid- Lisboa y atraviesa toda esa región, pero cuando vas a ese tipo de pruebas no te da tiempo a disfrutar nada del paisaje y mucho menos de la cultura y gastronomía.
Lo primero que llama la atención cuando te estás acercando a la provincia es lo verde que está todo. A veces, las personas que vivimos en el norte, tenemos la sensación de que el resto del país es muy seco y en esta ocasión pude comprobar que no es cierto.
Realicé el viaje en coche con mis compañeros Ander Izagirre, periodista y escritor especializado en viajes y ciclismo y el ex ciclista profesional Peio Ruiz Cabestani, ganador de etapas en el Tour de Francia y la Vuelta a España en los años 85-86, época en la que yo empezaba mi andadura como ciclista.
Llegamos a la capital el día anterior al viaje de familiarización y pudimos dar un pequeño paseo nocturno por el centro de Cáceres jugando a adivinar qué era real y qué era parte del escenario de la serie Juego de Tronos que se encontraba grabando en esa misma semana.
Un centro histórico lleno de rincones, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco donde perderse y hacer un viaje al medievo. Desde la plaza mayor nos pudimos adentrar por el Arco de la Estrella, junto a la Torre Bujaco, al recinto amurallado y contemplar la vida de los cacereños al caer la tarde, deleitándonos con los sonidos de las numerosas aves que anidan en los tejados de los edificios, entre ellas la cigüeña, tan protegida en ésta región. No dio para mucho más ese paseo tardío. Debíamos descansar para iniciar el viaje a uno de los más bellos rincones que había visto nunca.
La suculenta cena con productos de la tierra como el famoso queso del Casar, torreznos y jamón serrano bañados con el vino local, nos concedió un sueño reparador para empezar el viaje con buenas piernas.
DÍA 1 ALCÁNTARA – ZARZA LA MAYOR. 36km 600m+
Por delante nos esperaban 36 km con 600 m de desnivel positivo y mucho, pero que mucho patrimonio para ver.
Salimos de la Hospedería Conventual de Alcántara, un antiguo convento del siglo XV reconvertido en Hotel de 4 estrellas que guarda un perfecto equilibrio entre lo moderno y lo espiritual para lo que antaño fue construido.
Un paseo por el pueblo nos dio la primera imagen de lo que nos depararía una tarde llena de historia por esta pintoresca villa. Saliendo por la muralla y tras un largo descenso por una calzada romana llegamos al primer punto histórico de la ruta.
Si hay algo que debemos ver en este pueblo es sin duda el Puente de Alcántara, nuestra primera parada con la historia. Nos remontamos a tiempos de los romanos. Alcántara es una región que limita con Portugal y por donde pasa el Tajo como río principal y fronterizo.
El puente se construyó entre los años 105 y 106 DC por el arquitecto romano Cayo Julio Lacer, en tiempos del Emperador Trajano y es una de las mayores obras de ingeniería de la Hispania romana. Tiene 214 metros de longitud y cuenta con un arco del triunfo de unos 13 m de altura que resalta desde lejos la belleza del entorno.
La zona está declarada Parque Natural y Reserva de la Biosfera Transfronteriza del Tajo- Tejo internacional, reconociendo así su alto patrimonio natural, artístico y etnográfico.
Seguimos nuestra ruta hacía las piscinas naturales de La Cantera dejando atrás la gran presa de Alcántara y desde donde vimos unas espectaculares vistas del puente romano. En las escarpadas paredes de la antigua cantera se pueden ver buitres y alimoches al sol.
Tras unos kilómetros por pistas de gravilla, llegamos a uno de los monumentos megalíticos más importantes de la península ibérica, el Menhir del Cabezo, de 4,65m de largo y 1,2m de diámetro. Presenta una forma fálica y algunos grabados en forma de círculos concéntricos en la parte de arriba que se interpretan como un gran rostro humano. Sin duda todo un espectáculo poder verlo levantado y admirar junto a él todo su esplendor.
Seguimos atravesando las dehesas, acompañados del abundante ganado vacuno de la región salpicada de enormes piedras de granito y centenares de encinas, para llegar al término de Piedras Albas, donde pudimos apreciar la gran Peña Buraca o canchal de los dos ojos. La piedra pudiera ser una representación de un dios Celta que preside un gran santuario prehistórico lleno de tumbas antropomorfas de diferentes tamaños.
Sólo estar en este lugar ya transmitía una gran sensación de paz, también acompañaba el astro sol que se había asomado para esta bonita excursión.
Tras pasar por unas cuantas vaguadas, llegamos al pueblo que tantas ganas tenía de conocer, Zarza la Mayor, el pueblo donde se crió mi abuela materna. Un simpático paisano, que también iba en bici, nos acompañó a la fuente del pueblo y a la plaza mayor para juntarnos con el resto de los excursionistas.
Con mucha pena nos despedimos del lugar, sin poder visitar el castillo templario de Peñafiel situado en lo alto de una colina a escasos kilómetros del pueblo ya que nos esperaba una buena mesa de cocina autóctona y una tarde de ruta por las numerosas iglesias, ermitas y monasterios de Alcántara.
Tras la comida pudimos disfrutar de una visita guiada por el pueblo, donde pudimos conocer en profundidad la importancia del mismo en el pasado.
Durante la ruta, esta vez a pie, nos acercamos al convento de San benito, que en su día dio cobijo a la orden del Temple, después pasó a ser de la Orden de Calatrava, más tarde a la Orden de Alcántara, una orden religiosa y militar creada en 1154 en el reino de León y que aún perdura. En la actualidad el convento pertenece a la Fundación San Benito de Alcántara. Cuenta con la galería de Carlos V y frente a ella, se encuentra un escenario en forma de hemiciclo donde se lleva a cabo todos los años el Festival de teatro Clásico de Alcántara.
Uno de los personajes más conocidos de este rinconcito es sin duda San Pedro de Alc´ántara ( 1499- 1562), patrón de Extremadura. Nació en Alcántara en el seno de una noble familia. Fue un monje franciscano muy estudioso y se le conoce por fundar el convento más pequeño del mundo, El Palancar, también en la provincia de Cáceres.
Tras un pequeño paseo por la judería conociendo los barrios de los gremios como carnicería, zapatería… salimos por la muralla para ver el puente romano iluminado. Un espéctaculo que no hay que perderse.
Finalmente nos recogimos en el hotel para descansar y preparar la segunda etapa del viaje.
DÍA 2 CARBAJO – HERRERA DE ALCÁNTARA. 25km 400 mt+
Apenas había amanecido cuando una parte del grupo decidió salir antes para hacer unos cuantos kilómetros más y juntarnos en el pueblo de la salida. El amanecer les proporcionó unas increíbles imágenes de los pastos cacereños con unos bonitos tonos otoñales.
Iba a ser una etapa corta, de unos 25km con 400 mts de desnivel, pero un mal cálculo de los tiempos y lugares de salida nos obligó a completar toda la etapa por carretera, con un total de 45km con 511 m de desnivel. La salida la hicimos desde Membrío donde nos juntamos con los madrugadores.
Por el camino pudimos apreciar algunas de las explotaciones ganaderas de cerdo ibérico, ovejas y vacuno, todas en extensivo. También se dejaron ver algunos ciervos que correteaban paralelos a nuestro camino. Llegamos a Herrera de Alcántara donde iniciamos un vertiginoso descenso al embarcadero del Tajo para tomar un pequeño barco que nos llevaría hasta el punto de destino, Cedillo.
Nos quedamos sin ver el Camino Natural del Tajo por las dehesas extremeñas, pero en esta etapa había que correr para poder tomar el barquito a la hora concertada.
Lo bueno de contar con coche de apoyo fue que pudimos degustar un dulce típico de la región llamado perrunillas, gloria bendita para nuestros hambrientos paladares. Por el camino también tuvimos oportunidad de probar los madroños, el fruto rojo de los árboles del mismo nombre que dicen, si comes muchos, te emborrachas.
Mientras navegamos unos 10km, podíamos contemplar un país a cada orilla, Portugal a la derecha y España a la Izquierda, con una rica fauna y vegetación fluvial características de la zona. La navegación fue muy tranquila, eso sí, tuvimos que ponernos algo de ropa para no enfriarnos ya que ese día el sol no quiso dejarse ver.
La reserva de la Biosfera del parque cuenta también con una zona de especial protección para las aves, así como un lugar de importancia comunitaria del Tajo- Tejo y las riberas del río.
Una vez en Cedillo, partimos de viaje en furgoneta para poder degustar un cocido extremeño, acompañado de embutidos, quesos… todo ello regado con buen vino Cacereño.
Por la tarde, ya de vuelta en Valencia de Alcántara, nos esperaba una gran sorpresa. Una ruta teatralizada con personajes salidos del medievo, en plena época de los reyes católicos. En ella se relataba la historia de una boda judía que nunca llegó a celebrarse debido a la expulsión de los judíos por los reyes católicos. Era una condición de la hija de Isabel para poder casarse con el rey de Portugal, que echaran a todos los infieles de ambos países. Hecho que se representa cada año en lo que se llama La Boda Regia.
Para terminar la jornada y reponer fuerzas, nada mejor que una buena cena en el pueblo donde tomaríamos la salida para la última etapa.
DÍA 3 LA ACEÑA DE LA BORREGA- MARVÂO 38km 857
Llegó el último día. Pudimos desayunar en la terraza de un bar mientras amanecía sintiendo el frescor matutino en nuestras caras. Por delante una de las jornadas más largas y duras, ya que todo el desnivel de la etapa se encontraba al final de la misma, en la subida a la villa Portuguesa de Marvâo por una empinada calzada romana que nos iba a poner a prueba a más de uno.
Con las primeras luces del día, arrancamos desde la pintoresca pedanía de La Aceña de la Borrega dirección a una de las mayores concentraciones de dólmenes de la región, más de 40 dólmenes, la mayoría de granito, declarados Bien Cultural con categoría de Zona Arqueológica y uno de los más importantes de Europa.
Mientras nos acercábamos al Dolmen del Mellizo vimos cómo asomaba poco a poco una enorme pared con grandes berrocales de granito dando la impresión de que alguien la hubiera construido ahí mismo en otra época.
Es uno de los pocos dólmenes que mantiene la cámara cubierta por una piedra horizontal que descansa sobre otras rocas verticales. Mide unos 3 x 3,6 metros de diámetro y una altura de 2.5m.
Tras unos kilómetros más llegamos a Valencia de Alcántara, para callejear y ascender hasta su castillo Baluarte y descender por la judería e iniciar el camino hacia Portugal por su humilde acueducto romano.
A lo largo de la ruta vimos cómo iba cambiando el paisaje y poco a poco nos adentramos en bosques, pedaleando entre robles, helechos, encinas y alcornoques, pudiendo ver cómo los habían “descorchado”, práctica que se hace cada 8 o 9 años, según se va regenerando la corteza. Atrás quedaban las extensas dehesas extremeñas salpicadas de ganado para ir dando paso una vegetación más portuguesa.
El día se tornó gris, con un incesante chispeo de suave llovizna. No hacía frío y tampoco había barro por la ruta, cosa que siempre se agradece. Una zona de senderos nos hizo divertirnos y poner a prueba nuestras habilidades ciclistas.
Pronto llegamos a la frontera donde tomaron el relevo como buenos anfitriones nuestros compañeros portugueses y comenzamos la dura y técnica subida a la Villa de Marvâo en la región de Alentejo por una muy bien conservada calzada romana, donde, una vez más, tuvimos que mostrar nuestras habilidades para mantenernos en equilibrio y no resbalar con los húmedos adoquines. Reconozco que mis años de ciclocrosista tuvieron aquí un buen escenario para ponerme a prueba, buscando cada rincón con hierba como hacía en las competiciones.
En lo alto de la colina de la villa se encuentra el castillo que data del siglo IX. Durante la subida y tras penetrar por la muralla, pudimos observar por las estrechas y empinadas calles, bonitas puertas de estilo gótico, que, al igual que en Valencia de Alcántara, revelan la gran cantidad de cultura sefardí que tuvo en otra época y aún conserva.
Esta localidad fue un importante punto estratégico para la defensa de Portugal y tuvo un papel fundamental en grandes conflictos militares tanto en la época de la ocupación árabe como en las guerras entre España y Portugal.
Y aquí termina nuestro viaje ciclista por la gran y desconocida para mí, Extremadura.
Sin duda el objetivo del famtrip estaba más que conseguido. Me dejó un gran sabor de boca que no dudo volveré a repetir en breve.
Te dejo los enlaces de las rutas en los títulos de cada etapa. También las podrás encontrar en breve en el Espacio Btt que se está llevando a cabo en la región en esta web.
Espero haya despertado en ti las ganas de conocer este singular rincón de España.