Viaje por la Sierra Norte en Bici
La semana pasada pude disfrutar de uno de esos viajes que realmente sí son de cicloturismo. Fue algo así como «cultu- gastro ciclo turismo».
Y es que, ese es el estilo de Rutas Pangea, empresa de rutas y viajes en bici con más de 25 años de experiencia con muchas tablas en esto de organizar viajes que dejen un buen sabor de boca.
Enmarcado dentro del proyecto Cicla Madrid, el test trip, o viaje para testar, quería mostrarnos las bondades de la Sierra Norte de Madrid desde una perspectiva ciclista.
Cycla Madrid ya es una realidad. Un recorrido de más de 450 km que rodean la comunidad y que permite visitar de un modo sostenible enclaves Patrimonio Mundial por la UNESCO, más de 50 bienes de interés cultural, y los 4 espacios naturales que la rodean, Sierra Norte, Sierra Central de Guadarrama, Sierra Oeste, y la Comarca de las Vegas del Tajo.
Para poder poner en marcha todo esto, ha sido necesario crear una asociación donde se integran más de 50 entidades y empresas para hacer rodar el proyecto. La Asociación de Cicloturismo Cycla Madrid, es donde ayuntamientos, empresas del sector turístico, y de restauración se dan la mano y colaboran conjuntamente con un único fin, impulsar el turismo activo de la zona para ayudar en la economía local.
Ya hay cientos de km balizados, para hacer rutas de todos los niveles, con la bici de monte, carretera e incluso la gravel. Justo este fin de semana se celebró la carrera de bici de montaña, Sierra Norte Bike Challenge para dar a conocer este paraje.
Si algo nos define al colectivo ciclista es que somos exigentes con las rutas, y estas de la sierra de Norte no te dejan indiferente. Tanto el paisaje como los puertos de la zona nada tienen que envidiar a las del norte. Sobre todo cuando viajas allí y la sorpresa que te llevas es monumental al comprobar que de árido no tiene nada. A veces, los del norte tenemos esa imagen de esta zona.
El punto de encuentro y campo base fue en Torrelaguna, situada en el valle del medio Jarama. Una localidad con historia que contó de gran esplendor en el siglo XV. Aquí vivió San Isidro labrador, y nació el cardenal Cisneros.
Nos alojamos en la Posada del Camino Real, un hotelico de calidad que muestra orgulloso el sello de la asociación. Además de estar bien ubicado, es el lugar perfecto para descansar tras las rutas que no propusieron. Y si además te cuidan la bici y te dan bien de comer, ¿para qué quieres más?
Tras las presentaciones pertinentes de todos los asistentes al viaje, nos disponemos a coger la bici y descubrir la Sierra Norte sobre nuestros pedales.
La primera cuesta que subimos la llaman la trampa. Y tanto!! No habíamos hecho ni calentar!
Pero tras unos 4km llegar a la cima fue un placer para nuestros sentidos. Durante todo el viaje tuve la sensación de estar en un territorio peculiar, rodeada de montañas de baja vegetación, salpicadas de rocas de granito redondeadas que dan ganas de abrazarlas.
Nuestra primera parada fue en El Berrueco. Cuando tienes la suerte de contar con un guía que además sabe de geología, disfrutas la ruta de otra manera. Y es que Juan, el guía de Rutas Pangea, se las sabe todas. No hubo rincón que se quedara sin explicación. Y este pueblo en particular, tiene un museo de piedra al aire libre.
Es un municipio con sabor a pueblo. La cuidad queda lejos y todo el que llega se encuentra con la piedra de granito como testigo de la vida rural de hace siglos.
Tras un pequeño almuerzo, continuamos nuestro viaje con las bicis. Viaje al pasado podría llamarse, ya que tras superar unas divertidas colinas sube y baja, llegamos a Sieteiglesias.
Entre sus riquezas patrimoniales se encuentra la Necrópolis. Un escenario protegido, donde se encuentran antiguas tumbas de origen medieval, siglo IX y XI.
Una carretera despejada de tráfico y un agradable descenso nos devuelven a la villa para disfrutar de una visita guiada y una rica cena regada con los vinos de la tierra.
DÍA DOS DEL VIAJE
Amanece freso el segundo día, y como hay que viajar después, debemos madrugar para la segunda ruta.
Esta vez las subidas dan algo de tregua, y el ascenso se hace más llevadero, kms y kms de subida para llegar, tras un largo y esperado descenso, a nuestra primera parada, el embalse de Atazar. De ahí beben todos los madrileños.
Nuevamente las explicaciones de su construcción e importancia para la comunidad de Madrid hacen que no perdamos detalle de la charla.
Continuamos el descenso para sorpresa nuestra y llegamos a la siguiente parada. Ah, que había que subir!! 2km de buena carretera para llegar a un pueblo con encanto. El pueblo de Patones de Arriba. Un pintoresco rincón de la sierra, que gracias a la guía pudimos descubrir, además de sus casitas de pizarra negra y sus calles empedradas, toda la historia que lo rodea así como la de sus peculiares habitantes.
Pero para sorpresas del día, la que nos esperaba en Torremocha del Jarama.
La degustación de quesos de la quesería Jaramera. Sin duda alguna hacen honor a su eslogan, quesos con alma. Y es que desde el principio nos dimos cuenta del cariño con que hacen los quesos. La puesta en escena, el maridaje, la limpieza para saborear el siguiente pedacito de queso, regados con vinos de la tierra fue todo un lujo para nuestros paladares desentrenados. Momentico delicatesen que puso el broche de oro a esta increíble experiencia.
Un par de días que he podido compartir con influencers y frilanders:
Con Meme Amelia, impulsora desde hace años del ciclismo femenino en la comunidad de Madrid.
Isis Mas, alcaldesa de la bici de la cuidad de Madrid.
Javier Bañol Izu, experto en Bikepacking, Juanjo Alonso, Kapi, el maestro que todo aventurero quiere tener, y Oscar Falagán, escritor y cicloturista en busca de la historia de su vida, entre algunos de ellos.
Quiero agradecer a Rutas Pangea y a la Asociación de Cycla Madrid por darme la oportunidad de conocer estos paisajes. Un viaje para los cinco sentidos con sello de calidad Pangea.
